domingo, 6 de febrero de 2011

Mañana será otro día

Es en esas etapas de la vida en las que uno se da cuenta de la realidad de las cosas, cuando uno pone los pies en la tierra y se da cuenta realmente de lo que lo rodea. Es cuando te entra esa crisis existencial de la que tanto oye uno pero que realmente no la entiende hasta que se vive. Siento como ese malestar en el estomago se retuerce con gran fuerza de tal manera que afecta todo mi cuerpo. Mis manos y mis pies tiemblan, mi corazón late con fuerza, mi respiración se ahoga inhalación tras inhalación. Mi mente vaga por todas partes. Si, estoy sentado en la banca de un parque, y creo estar viendo a los niños jugando en la fuente, pero realmente mi mente no procesa esa imagen. Mas bien, me siento como en un flashback infinito de mi vida. Como si este momento fuera a ser el último de mi existencia. Me tumbo en mi cama, quiero dormir pero mi mente no deja de pasar esas imágenes. Me imagino frente a una gran pantalla observando con detalle cada instante de la película, sin darme cuenta de que el protagonista soy yo. Veo todos los momento de mi pasado con gran detenimiento, como si por ahí escondida estuviera la respuesta que tanto busco. Sigo en mi cama, la luz esta apagada, y solo oigo el pasar de los autos y alguna que otra voz de personas que pasan frente a mi ventana. Cierro los ojos, suspiro, dicen que por las mañanas las penas y frustraciones se olvidan como si metieras a la lavadora tu vida para dejarla limpia de nuevo. Mañana será otro día... como dicen por ahí.